Plusvalía de un bien inmueble : un regalo urbano

Lo diré de frente; en desarrollo inmobiliario recogemos beneficios de esfuerzos que no hicimos.

Puede parecer retadora mi postura y en realidad lo es, pero te invito a entender bien el contexto, antes de cerrar el explorador de tu web.

Cuantas veces hemos escuchado, “compré este inmueble en preventa, me lo entregan en 2 años, pero pagué muy poco hoy, por un bien que aumentará su valor en el tiempo.”

Podríamos decir mucho al respecto, desde preguntarle a nuestro alegre comprador si consideró el costo de oportunidad de tener su inversión dos años en otro sitio, hasta los incrementos de costo “naturales” que tienen los bienes, únicamente por el paso del tiempo, (lo que denominamos inflación) quizá haciendo las sumas y restas correctas, descubra que no fue tan buen negocio, quizás si lo fue, tendríamos que analizar cada caso.

Sin embargo, hay un elemento del que poco se habla, y que genera una subida real en el precio de un inmueble , (entendiendo por “precio” el valor económico que alguien esta dispuesto a intercambiar a cambio de contar con la posesión o el uso de un inmueble, y que está, a su vez, determinado por el valor que el individuo le asignó, ósea eso cuesta simplemente lo que alguien está dispuesto a pagar). Ese elemento del que poco se habla, se compone de un cúmulo de cosas que hacen desear a muchos vivir, comerciar, trabajar en un sitio.

Ese cúmulo de cosas están conformadas por un contexto, si señores: un contexto urbano construido y desarrollado por la comunidad adyacente.

De esta manera la plusvalía (el aumento del valor de un bien inmueble) está determinada en una gran proporción por el contexto urbano de un sitio, contexto que no tiene como tal un precio para el poseedor del bien, pero que si genera un valor para el comprador y por lo tanto eleva el valor del inmueble en si, más allá del precio que generó su construcción.

De esa manera podemos concluir que la plusvalía es, sin duda un regalo urbano.